La liberación miofascial es la favorita de los atletas, y hay una muy buena razón para ello.

Consigue reducir e incluso tratar el dolor, restaurar la amplitud de movimiento, mejorar la transmisión de potencia y en consecuencia todos los resultados obtenidos a través del deporte y el entrenamiento del deportista, tanto amateur como profesional, e incluso ayuda a la estética de la definición muscular.

Pero, cómo es posible todo esto?

La técnica trabaja directamente sobre un órgano que cubre todo nuestro cuerpo, une y comunica todas las estructuras: la fascia.

La fascia es como una segunda capa de piel que lo involucra todo. Supone restricciones y adherencias según nuestro estilo de vida, tanto desde el punto de vista postural como emocional. Y este órgano está conectado directamente con nuestra musculatura involucrándolo y pudiendo mantenerlo en patrones irregulares de movimiento, fuerza y ​​amplitud.

Por lo que la liberación de este tejido y órgano de nuestro cuerpo es fundamental para el correcto funcionamiento mecánico, ya sea en nuestra vida diaria o en nuestros deportes favoritos.

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